La decisión de acudir a terapia porque existe alguna dificultad que nos impide realizar nuestro día a día de forma habitual muchas veces es complicada.
Cuando alguien va a terapia, rara vez se plantea la opción de hacerlo en grupo. Lo que se sufre de forma individual se puede vivir con cierta vergüenza y suele ser difícil dar el paso de explicarlo a un profesional o al grupo. Sin embargo, la realidad es que la terapia grupal suele ser tremendamente efectiva, incluso más que la terapia individual.
Cuando pensamos en terapia de grupo, en seguida nos viene a la mente esas sesiones grupales que salen en las películas en las que aparecen ciertas personas sentadas en círculo, uno de ellos habla y los demás le aplauden: “hola, me llamo Juan y soy alcohólico”. En las películas o series se tiende a caricaturizar la terapia y la de grupo no es una excepción.
¿Cuáles son los beneficios de la terapia de grupo?
- Dejar de sentirte como un “bicho raro”: Es muy habitual pensar que lo que te sucede a ti es algo excepcional, raro, te sientes como una persona desquiciada o loca y por ese motivo te avergüenzas de tus síntomas y los ocultas a la sociedad. En las terapias de grupo la selección de los participantes no es al azar, sino que se realiza en función de sintomatología y problemas. Por tanto, lo más habitual es encontrarte con personas que sufren algo similar a ti. Por ejemplo, los síntomas de la agorafobia suelen ser algo que la gente oculta. Ese miedo a salir a la calle, algo aparentemente inofensivo, el miedo a volverte loco, la sensación de irrealidad que conlleva una crisis, etc. Todos esos síntomas no se suelen explicar, ya que la persona suele sentir vergüenza de experimentarlos. En las sesiones de grupo se puede hablar abiertamente de ellos y descubrir que no sólo los experimentas tú, sino que es más habitual de lo que pensabas, lo cual ya tranquiliza y es terapéutico.
- El terapeuta dirige pero los verdaderos terapeutas son los compañeros: En la terapia de grupo, cuando una persona habla, el resto escucha y da su punto de vista, un consejo, una vivencia personal similar a la de quien está hablando, etc. En una terapia individual el terapeuta no suele utilizar frases como: “a mí me pasó algo así, y yo lo que hice fue…”. Sin embargo, el hecho de que un compañero sea capaz de explicar su opinión o vivencia personal, hace que la persona se rete: “Si María estaba peor que yo y lo hizo, lo tengo que intentar”. Es mucho más terapéutica la intervención de un compañero que la del psicólogo, ya que los compañeros se consideran al mismo nivel y se tiende a pensar que para el terapeuta es fácil opinar porque no está en la misma situación que tú, mientras que lo haga alguien que ha explicado una experiencia similar a la tuya, tiene mucho más peso.
- Confidencialidad y la escucha están garantizadas: En estas sesiones tienes la oportunidad de desahogarte, explicar cosas que no has contado a nadie y que nunca harías, todo ello con la tranquilidad y seguridad de que la información que des nunca va a salir de esa sala. En las sesiones grupales hay pocas normas, pero fundamentales para la permanencia en el grupo. Esas normas son: la confidencialidad, el compromiso con la asistencia y el respeto por el turno de palabra.
- Los consejos que das pueden animarte al cambio: “Consejos vendo que para mí no tengo”. A veces tendemos a aconsejar a quien tenemos a nuestro alrededor pero no nos aplicamos el cuento porque sencillamente no explicamos que a nosotros nos pasa lo mismo y luego no nos preguntan. En las sesiones grupales las personas del entorno te aconsejarán cosas que quizás tú has recomendado alguna vez y eso te permite comprometerte y esforzarte para contigo mismo. Además, ayudar a otras personas permite sentirse mejor y te obliga a descentrarte de tus problemas. Escuchar y ayudar a otros hace que por un momento no tengas el foco puesto en lo que te sucede a ti.
- Se establecen fuertes lazos: Si tus dificultades han conseguido que te sientas aislado, la terapia de grupo suele ayudar a generar un grado de compañerismo que puede llevar incluso a la amistad con algunos de los compañeros. Además, si eres una persona tímida, la terapia de grupo consigue que te relaciones con las otras personas y por tanto, que salgas un poco del hermetismo.
- Sentido de pertenencia: sentirse escuchado y entendido por personas que han pasado o están pasando por una situación similar a la tuya profundiza en un sentimiento de pertenencia a un grupo de iguales.
Características de la terapia de Grupo
Principalmente existen dos tipos de grupos de terapia:
- Grupos de terapia heterogéneos: en los cuales los componentes del grupo son diferentes entre sí, en varios niveles, como son la edad, procedencia, problemática a tratar, formas de pensar, estilos de personalidad… dando al grupo una gran diversidad de visiones y puntos de vista alternativos.
- Grupos de terapia homogéneos: Son aquellos en los cuales se tiene especial cuidado a la hora de formar el grupo intentando que las personas como mínimo presenten la misma dificultad a nivel terapéutico, también se intenta que las edades de los participantes sean lo más cercanas posibles para que haya una mayor cohesión de grupo. Generalmente las personas se sienten mejor en grupo de “iguales” y tienden a confiar más y relajarse desde el principio
¿Para qué problemáticas está indicada la terapia de grupo?
La terapia de grupo está indicada para absolutamente cualquier patología. Los grupos más habituales son los de drogadicciones, trastornos de la conducta alimentaria y fobias. No obstante, se pueden hacer grupos con cualquier patología, ya que todas comparten rasgos comunes y la condición principal para este tipo de terapia es que el grupo sea homogéneo y en MentalSalud ampliamos el abanico a personas con Trastorno Mental Grave, familiares de víctimas de suicidio, personas que han sufrido malos tratos, antitabaco y otras adicciones. Además, también se pueden abrir grupos de Relajación y control de la ansiedad, Mindfulness, Técnicas de estudio y Habilidades Sociales.
Si es tan positiva la terapia de grupo, ¿por qué no se hacen más?
El principal inconveniente de la terapia de grupo es conseguir realizar los grupos. Para que se pueda formar uno, tiene que haber un mínimo de unas 4 ó 6 personas con una patología similar, franja de edad similar y que estén dispuestas a aceptar la terapia de grupo; y eso en el ámbito privado es difícil de conseguir. Muchas veces cuando las personas piden terapia, lo hacen exigiendo la exclusividad del terapeuta y cuando se ofrece la opción, rara vez aceptan pensando algo así como: “si pago, es para que sólo esté por mí, no por otros”. En cambio, en el ámbito público es más fácil que la gente acepte este tipo de sesiones, puesto que son gratuitas y se puede llegar a más gente.
Ya sabéis, “la unión hace la fuerza”.