
El término depresión se utiliza socialmente para definir un estado de tristeza generalizada que asociamos a emociones negativas. Su uso está tan masificado que ante cualquier sensación de desánimo hablamos de “depresión”. Pero, ¿qué es realmente?

Algunas veces nos encontramos con estados de ánimo que tienden a la desmoralización y a la pena. Pueden surgir a consecuencia de decepciones tanto internas (frustraciones personales), como externas (factores que no podemos controlar).
Estos dos estados de ánimo se suelen producir a causa de pensamientos o recuerdos de la situación desencadenante negativa, pero se resuelven cuando las circunstancias mejoran y se pueden intercalar con periodos de emoción y humor positivo que suelen durar un breve intervalo de tiempo.

Sin embargo, si por diversas circunstancias estos episodios se mantienen o se agravan, la persona siente que un estado de ánimo bajo se prolonga en el tiempo y puede llegar a ocasionar un problema de salud, es decir, una depresión que requiera de atención médica y psicológica.


DEPRESIÓN MAYOR
Según la definición del DSM-5 (manual para la clasificación de enfermedades mentales), para padecer depresión la persona debe presentar 5 o más síntomas de los que nombramos a continuación, estando estos presentes casi todos los días durante un periodo de 2 semanas:
- Estado de ánimo bajo la mayor parte del día.
- Disminución o ausencia del placer por la mayoría de las actividades durante el día.
- Aumento o pérdida del apetito y de peso.
- Insomnio o sueño excesivo.
- Agitación o retardo psicomotor (en la movilidad y en el pensamiento).
- Fatiga o pérdida de energía.
- Sentimientos de inutilidad o de culpa excesiva o inapropiada.
- Dificultad para concentrarse e indecisión.
- Pensamientos o ideas de muerte y de suicidio.
Si esto te sucede, sería el momento de solicitar ayuda. No esperes!